Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; Contra la ira de me mis enemigos extenderás tu mano.
Salmo 138:7
Que bueno es saber que el Señor está bien cerca de nosotros…por siempre dispuesto a protegernos y guiarnos si solamente se lo permitieramos. El está a nuestro lado esperando, nuestro libre albedrío es totalmente respetado por nuestro maravilloso Dios. La decision de aceptar su ayuda es siempre nuestra. Hay tantos beneficios que podemos disfrutar con solamente llamar el precioso nombre de nuestro Señor Jesús cuando estamos en necesidad.
La palabra dice que El Angel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Para mí eso es maravilloso. Y es tan real! Yo he visto al Señor actuar a mi favor cuando alguien trata de tomar ventaja injusta o abusadora de mi. O cuando sencillamente me maltratan sin causa alguna. Mi labor es descansar en El y confiar en su infinito amor y sabiduria. Sé que no puedo estar en mejores manos que en las de El.
Su presencia me infunde paz y bienestar aun cuando estoy en el medio de una situación que normalmente sería angustiadora y aterrorizante. Como hace unos años atrás cuando manejaba en una carretera de alta velocidad. Los relánpagos y truenos se sentian y los rayos se alcanzaban a ver alrededor. La lluvia caía tan fuerte que casi me impedian ver el carro enfrente de mi. Y aún en el medio de todo esto, yo sentia la seguridad de que estaba en las manos de mi Dios. Sentía que El tenía control de la situación y que nada me pasaria sin su conocimiento y consentimiento. Y como yo creo que El siempre quiere lo mejor para mi, el temor no logró apoderarse de mí. Estoy convencida de que no podría estar en mejores manos que en las de mi Santo Padre Celestial.
Encuentro que es simplemente maravilloso creer muy dentro de mi que El está en total control de todo que pueda ocurrir en mi vida. Que El tiene el poder y el deseo de hacer lo que verdaderamente me conviene más. Sobre todo El puede hacer que todas las cosas obren juntas para mi bien al final, aún cuando parezca lo contrario.
Esta confianza es más preciosa que todo el oro y más valiosa para mí que todas las riquezas de este mundo. Sí, yo puedo verdaderamente decir que he visto la mano del Señor en una forma poderosa cubriéndome cuando me he encontrado en una necesidad grave. Y eso es algo que yo jamás tomaré ligeramente.