La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.
Proverbios 19:11
Es suave para el alma y saludable para el espíritu detener nuestro furor; evitar sentirnos ofendido aún cuando tengamos razón para ello es definitivamente sabio. Rehusar que la ira inmediata nos controle es productivo y provechoso. Definitivamente tenemos opciones en cuanto a como vamos a reaccionar. Esta disciplina nos da tiempo para recapacitar y evaluar la situación con calma y prudencia. Nuestros sentimientos son frágiles y a veces nos herimos muy facilmente. Muchas veces projectamos nuestras inseguridades basadas en nuestra experiencia pasada y asignamos demasiada importancia a eventos que en realidad no la merecen. Cuando una persona es ofensiva o agresiva sin causa es mucha veces debido a un dolor reprimido o subconsciente que aún existe dentro de su alma. Jesús nos enseña a aliviar el dolor ajeno, no a causarlo. Este es un buen momento de recordar toda la misericordia que nuestro Dios ha tenido para con nosotros y por amor a El otorgársela a nuestros semejantes. Esto no es fácil, pero los beneficios son valiosos. Nos permite retener la preciosa paz que el Señor nos ha dado. Y a tener la satisfacción de haber hecho la sabia voluntad de nuestro Padre Celestial.
Meditaciones Bíblicas ofrece las piensamentos de Dora Marrero.
