“No temas, porque yo estoy contigo;
no te desalientes, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré…
Si, te sostendré con la diestra de mi justicia.”
Isaías 41:10
Leyendo este verso, experimenté la convicción de su contenido. Aquí, El Señor nos da amplias razones para tomar Su palabra seria y responsablemente. En primer lugar, estas promesas no proceden de un ser humano, que es naturalmente frágil, imperfecto, volátil e insuficientemente informado…Al contrario, estas palabras proceden directamente de la mente y del corazón de nuestro verdadero Dios, el único totalmente capacitado para hacerlo.
¿Por qué el único? Sencillamente porque nunca hubo o habrá otro Dios como El. Verdadero, eterno y sin límites… El creó al hombre a Su imagen y semejanza para la eterna alabanza de la gloria de Su gracia. El que también creó los cielos y la tierra, los montes, las estrellas, todo lo que el hombre puede ver y todo lo que él aún no ha notado. El que no escatimó aun a Su propio hijo; sino que lo entregó a la muerte, y muerte de cruz, para que todo aquel que en Él crea, no se pierda; sino que tenga vida eterna. A Él y solo a Él sea toda la gloria, toda la honra y la victoria por todos los siglos de los siglos: amen y amen!!!